¿Y si parece que Dios no te responde la oración..?

¿Y si parece que Dios no te responde la oración..?

Autor: Padre David Brand Berg
[wbcr_php_snippet id=”600″ ancho=”200px” tipo=”J” donde=”D”]
1. Recientemente nos escribió una muchacha: «Hace un par de años estuve ocho meses de misionera, luego me fui porque la cara se me llenó de granitos. Sé que suena tonto, pero ésa era mi batalla más grande. Oré que Dios me sanara pero por alguna razón no lo hizo. Últimamente volví al servicio a Dios; llevo ya dos meses y la cara se me ha vuelto a llenar de granos. Cada vez estoy más atormentada y eso me impide oír y obedecer a Dios como debería. A veces toda la cara se me llena de pústulas. He implorado a Dios tantas veces que tal vez ya no me queda fe.»

2. »Mi depresión ha sido tan profunda que si no hubiese sido por la misericordia de Dios, me habría matado. Pero sé que si tú oras por mí Dios me sanará. Yo quiero servir a Dios, quiero ser libre, quiero dejar de pensar en mí misma, quiero ganar al mundo para Jesús, pero no sé cuánto más pueda soportar esto. Por favor, comprende. No digas simplemente que es mi orgullo, ¡ten piedad de mí! Esta es mi última esperanza. Quedo esperando tu respuesta. Sabré que has orado por mí cuando la cara se me limpie. Besos y abrazos»

3. ¡Pobre muchachita! ¿No vas a creer que hemos orado por ti a menos que se te limpie la cara? ¡Es como decir que no puedes creer que Dios te ama a no ser que te sane! ¡La misión del Diablo es causarte esas pruebas y tribulaciones para que te convenzas de que Dios no te ama y que no responde a la oración! ¡Pero nosotros te amamos y Dios sí responde a la oración!

4. ¡El mismo hecho de que esto te suceda cada vez que empiezas a servir a Dios demuestra que es una prueba del Enemigo para que desistas de seguir adelante! ¡Lo que está sucediendo de verdad es que el Señor está permitiendo que el Enemigo te haga esto para probar tu fe y ver cuánto amas realmente al Señor y qué precio estás dispuesta a pagar por servirle! Por supuesto que en parte puede deberse a tu dieta.

5. ¡Pero tu caso me parece una clara reacción demoníaca del Diablo en contra de tus esfuerzos por servir al Señor! En otras palabras, el Diablo no quiere que le sirvas. (Oración: ¡Oh Dios, ten misericordia de ella y muéstrale lo que Tú quieres mostrarle!) Es muy probable que el Señor esté combatiendo tu orgullo, justo lo que temes que sea expuesto y que no quieres confesar. La raíz de todo pecado es siempre el orgullo. El hecho de que lo dejes interponerse en tu camino de servicio a Dios hace parecer que estás poniendo tu ego por delante del servicio al Señor.

6. Es una prueba, y muy humillante, ¡pero tienes que seguir adelante y servir al Señor a pesar de todo! Cuando demuestres que amas al Señor y Su servicio más que a tu cara, entonces probablemente te sane. Lo que has hecho hasta ahora es hacer depender tu fe y tu servicio a Dios de lo que Dios haga primero, cuando en realidad es exactamente al revés.

7. ¡Primero son la fe y la obediencia, después responde Dios las oraciones! Mucha gente nos ha dicho: «Primero que me cure, y entonces le serviré, entonces creeré». Lo que esto significa, ni más ni menos, es que están tratando de hacer un arreglo con Dios poniéndose ellos por delante: «Si Dios me sirve primero, entonces yo le serviré. ¡Fíjate Dios, primero trabaja Tú para mí, después yo trabajaré para Ti!» ¡Dios no funciona así!

8. Aún tiene la misma y antigua fórmula: «Buscad primero el Reino de Dios y Su justicia, luego todas estas cosas os serán añadidas». Las bendiciones no preceden a la obediencia. Uno no dice: «Señor, bendíceme, luego te obedeceré». Primero Dios te prueba para ver si vas a obedecer, después te bendice. ¡Este es un error muy común entre la gente!

9. Es también una verdadera prueba, pero muchas veces termina en murmuración. ¡La gente guarda rencor contra Dios porque no los sana! «Si me curara, le serviría; pero como no me cura, entonces quiere decir que no me ama ni le importo». Hasta yo siento a veces ganas de abandonar porque las cosas no marchan como quiero, ¡pero no abandono! Simplemente sigo adelante y a su debido tiempo el Señor resuelve las cosas.
[wbcr_php_snippet id=”600″ ancho=”200px” tipo=”J” donde=”I”]
10. Es una actitud de «yo primero»: Primero cúrame, después creeré en Ti, después te obedeceré. En realidad es una forma de fariseísmo, porque es orgullo. Es lo mismo que los escribas y fariseos dijeron a Jesús: Haznos un milagro, luego creeremos. Pero ya Jesús había hecho todo tipo de milagros y ellos seguían sin creer. Por eso les dijo: «Aun si levantase a uno de los muertos no creerían, porque no han creído lo que he dicho». Pero después levantó a uno de los muertos -a Lázaro- ¡fue ahí que decidieron que tenían que matarle!

11. ¡Basar la fe en la respuesta en vez de basarla en la Palabra es una religión de obras! Es como decir: «Demuéstramelo, creeré cuando vea. ¡Ver para creer!» Pero la fe no obra así. ¡La fe es creer para ver! ¡La fe actúa con obediencia ciega, sin importar que recibas respuesta o no! Tu servicio a Dios no puede depender de una respuesta. ¡Aunque no tengas más que pústulas en la cara, aun así debes servir a Dios! ¿Quién sabe? ¡Eso puede animar a gente que tiene peores problemas que el tuyo a servir al Señor! ¡Ver tus deseos de servir al Señor sin avergonzarte a pesar de tus males, puede animar a otros a hacer lo mismo!

12. ¡Por Dios! ¡Job lo perdió todo! Su familia, su fortuna y finalmente su salud. ¡Perdió todo! Estuvo cubierto de pústulas desde la cabeza hasta los pies. Pero aun así dijo que no le importaba; no le importaba si Dios lo mataba, él seguiría confiando en Dios. ¡Job había servido al Señor por mucho tiempo, toda su vida, y ya ves lo que le pasó a él!

13. No puedes hacer que tu obediencia al Señor dependa de tus propias condiciones, ni de la manera en que tú crees que Dios debe responder, ni de que todo vaya bien. ¡No puedes acercarte a Dios sólo cuando todo marcha bien! ¡Debes seguir sirviendo al Señor aunque todo salga mal! ¡Si sólo vas a creer y obedecer al Señor mientras las cosas vayan bien, entonces no creerás ni obedecerás mucho, porque en el servicio del Señor muchas cosas salen mal! «Muchas son las aflicciones del justo».

14. ¡Si cada vez que tienes una aflicción vas a desertar del servicio de Dios, entonces serás un eterno desertor! Claro que también hay veces en que si no eres sanado otros te ponen bajo condenación, culpándote: «Debe de haber algo malo contigo». Eso es lo mismo que dijeron los tres consejeros de Job: «Debe de haber algo malo contigo». Bueno, en el caso de Job sí había algo que no andaba bien y era su farisaico orgullo: estaba orgulloso de su fe, orgulloso de su bondad y orgulloso de su servicio a Dios durante toda su vida. Por eso Dios permitió que el Diablo lo derrumbara, para que se diera cuenta de que sin el Señor nada era.

15. A veces sientes vergüenza porque otros tienen vergüenza de ti y no quieren que estés por ahí porque se te ve como un mal testimonio. Pero Jesús tuvo toda clase de impedidos siguiéndole y curó a los que pudo. ¿Quién dijo que todos fueron curados? En la Biblia hay muchos ejemplos de gente que siguió a Jesús sin importar lo que pasara, y a su debido tiempo fueron curados, aun cuando Jesús parecía ignorarlos, como por ejemplo el mendigo ciego, la mujer con la hija enferma y otros. ¡Los que se fueron antes de ser curados, por supuesto que nunca fueron curados!
[wbcr_php_snippet id=”600″ ancho=”200px” tipo=”J” donde=”D”]
16. Dios quiere probar tu fe y tu obediencia antes de curarte. ¡Dios quiere ver si vas a seguir creyendo en Él y obedeciéndole aunque pienses que nunca vas a ser curada! ¿Dependen tu fe y obediencia de tu curación? ¡NO! ¡Pero tu curación depende mucho de tu fe y obediencia! Que creas y obedezcas al Señor deber ser independiente de que seas curada o no.

17. ¡Tienes que creer y obedecer al Señor aunque nunca te cure! ¡San Pablo tuvo su aguijón en la carne hasta el día de su muerte para mantenerlo humilde! Ni siquiera se le pudo confiar una salud perfecta porque probablemente se habría enorgullecido mucho, ya que el Señor lo había honrado en muchas otras cosas. Aun así, ¡su aguijón en la carne no le impidió servir a Dios!

18. ¡Debes seguir sirviendo al Señor en tanto te sea posible, sin importar que Él crea conveniente curarte o no! Tal vez seas más útil al Señor con la cara llena de pústulas que curada. ¡Tal vez serías más humilde y creyente con todo el cuerpo lleno de pústulas -como Job-que si el Señor te curara!

19. ¡Mucha gente solo quiere usar a Dios! ¡Conozco a muchos que Dios sanó muy fácilmente y que luego se apartaron siguiendo sus propios caminos! ¡En realidad le mentían a Dios: juraban que si el Señor los curaba le servirían, pero apenas los curaba se apartaban, olvidándose completamente del asunto!

20. Israel siempre hacía eso: «¡Oh Dios, si nos salvas te serviremos para siempre!» ¡Y apenas Dios los salvaba se olvidaban del trato poniéndose peor que antes, más descreídos, más desobedientes y más murmuradores!

21. Yo nunca me curé de esa manera. Algunas veces, cercano a la muerte -lo cual ha ocurrido muchas veces- le dije a Dios: «Señor, me gustaría ser curado para servirte mejor, pero no voy a dejar de servirte simplemente porque no me cures». Igual que Job, en muchas ocasiones le he dicho al Señor: «¡Señor, si me curas, bien! ¡Pero si me quieres matar, es asunto Tuyo! Seguiré creyéndote y amándote. Eso es asunto Tuyo. Lo mío es creer, amarte y servirte sin importar lo que pase. ¡No voy a dejarte sólo porque las cosas se hayan puesto difíciles, ni porque todo parezca ir mal, ni porque pareciera que me has abandonado!»
[wbcr_php_snippet id=”600″ ancho=”200px” tipo=”J” donde=”I”]
22. ¡Al igual que con Israel, Dios puede estar probando tu fe para ver si vas a seguir creyendo y obedeciéndole pase lo que pase! Pero apenas los israelitas tenían una pequeña prueba, dejaban de creer y obedecer, ¡y por eso murieron y fracasaron! ¡Igual que muchos que se autotitulan cristianos, especialmente los beatos de la iglesia!

23. Todos esos fariseos que tratan de decirle a Dios lo que debe hacer me recuerdan mucho a los que siempre andan diciendo: «Si Dios es tan bueno, ¿por qué me deja sufrir tanto? ¿Por qué no me salva? ¿Por qué siguen existiendo pruebas? ¡Si Dios se portara mejor conmigo, entonces le serviría! ¡Pero como se porta mal no le creo!» ¡Y la verdad es que en cuanto Dios en efecto se porta un poco mejor con ellos, ellos cogen su propio camino, hacen lo que les da la gana y se olvidan por completo de Él!

26. Esa actitud santurrona es como decir: «¡Mira Dios, si yo fuese tú haría mejor las cosas! ¡Yo sería más justo! ¡Me curaría!» Es como esa reciente canción popular: «¡Si yo fuese rey!» ¡La canción dice que si yo fuese rey no dejaría que en el mundo ocurrieran esas cosas malas! Dicho de otra manera, «¡yo soy más justo que Dios, soy mejor que Él, soy más bueno que Dios! ¡Dios no es bueno, o no dejaría que ocurrieran todas estas cosas!»

27. Pero es que no entienden a Dios. No comprenden lo que está haciendo ni por qué, ¡y no lo entenderán hasta que tengan la fe de confiar en Él, en que Él sabe lo que hace! Es como un niño que tiene que confiar en sus padres aunque no entienda por qué debe hacer esto o aquello, o por qué no hacerlo, o por qué tiene que comportarse de tal o cual manera. Tiene que hacerlo «porque Papi lo dice».

28. El niño tiene que creer y obedecer le guste o no, porque papi sabe más. ¡Además tal vez se dé cuenta que a la larga papi tenía razón! Si no cree ni obedece es probable que de todas maneras llegue a darse cuenta que papi tenía razón… pero por las malas. Es muy sencillo. ¿No te das cuenta? ¡Como padre, te amo, pero debo decirte estas cosas!

29. Dios prueba nuestra fe para ver si es una fe de verdadero oro, y si vamos a seguir creyendo y obedeciendo pase lo que pase. ¡Dios dice que «la prueba de vuestra fe es más preciosa que el oro»! ¡La prueba! «¡Mejor -dice Dios- que el oro afinado!» ¡El oro pasará por el fuego y seguirá siendo oro puro, incluso más refinado si es verdadero oro!

30. Pero trata de pasar por el fuego esa fe de papel moneda y verás lo que pasa. ¡Apenas la sometas a prueba verás que no vale un rábano, que es una fe ficticia que, como el papel moneda, tiene un valor ficticio!

31. El oro verdadero seguirá siendo oro sin importar cuánto fuego haya, ni cuánto tiempo lo apliques, ni cuán fuerte sea la prueba, ni cuán larga: saldrá incluso más refinado. «¡Más que el oro afinado!» ¡Porque el fuego quema todas las escorias e impurezas!

32. Esa es la exacta diferencia entre una fe real y una fe falsa. La fe verdadera resiste la prueba, pasa a través del fuego y sale mejor que antes: ¡como el oro! Pero lo que parece ser fe, como el papel moneda que simula ser valioso, apenas entra al fuego… ¡fíjate lo que queda!
[wbcr_php_snippet id=”600″ ancho=”200px” tipo=”J” donde=”D”]
33. Dios no te juzga por lo que das, ¡Dios te juzga según cuánto te queda! Ni siquiera te juzga según cuánto dices tener, sino según cuánto te queda luego de que Él ha terminado contigo.

34. Si tu fe es verdadera seguirás adelante por Dios aunque eso te mate… y te matará: matará tu ego, tu orgullo y toda esa santurronería, cuando mueras cada día. La gente no entiende cómo puedes aguantarlo.

35. Muchas veces yo he tenido ganas de darme por vencido porque soy tonto, porque cometo muchos errores, no sé cómo ustedes o Dios pueden amarme o soportarme. ¡Pero me aman y me soportan porque sigo adelante! ¡Rehúso darme por vencido porque le creo a Dios! ¡Por eso sé que tengo que obedecerle y no me atrevo a abandonar! ¡Mucha gente cree en mí y me obedece, por eso me es imposible abandonar, tal como le es a Dios!

36. ¿Qué pasaría si Dios se diera por vencido cada vez que le dieras muchos problemas? ¡Todos nos veríamos en un aprieto! ¿Qué pasaría si Dios se diera por vencido cada vez que tú, su rostro, te llenases de feos granitos, barros, pústulas, acné y sabe Dios qué más? ¡Tú eres el único rostro que Él tiene! ¿Qué pasaría si Dios se diera por vencido simplemente porque a veces estás fea? ¡Tú eres el único rostro que tiene Dios, y Él tiene que seguir adelante por muy fea que estés y por muy mal que a veces Su cuerpo se conduzca, a pesar de las órdenes que le da la Cabeza!

37. ¡Dios tiene que seguir adelante aunque tú estés hecha un caos! Dios tiene que seguir ayudándote a salir del caos, enseñándole coordinación a cada parte de Su Cuerpo, enseñándole cómo funcionar apropiada, suave y graciosamente, en vez de dar bruscas y grotescas sacudidas como epilépticos… ¡muchas veces las hacemos! Dios tiene que enseñarle a caminar a Su Cuerpo -ustedes- aunque parezca un inválido desahuciado.

38. ¡Dios tiene que seguir tratando de enseñarte a hablar aunque parezca que tienes frenillo! ¡Dios tiene que seguir gritando tanto que le escuches, aunque te estás tapando los oídos para no escucharle! ¡Tiene que seguir tratando de que veas y leas la verdad aunque espiritualmente estés tan soñoliento que preferirías cerrar los ojos y sumirte en el mundo de los sueños del Diablo!

39. ¡Dios va a tratar de que los órganos funcionen bien aunque los maltrates con contaminantes y mala comida! ¡Dios incluso va a tratar de que des fruto, bebitos espirituales desnuditos y balbucientes, Hijos de Dios, y hasta algunos enfermos y deformados, pues mejor es eso que nada! ¡Dado que gran parte del tiempo la mayor parte de Su cuerpo o Esposa, como por ejemplo las iglesias, hace todo lo posible por no tenerlos, tomando la píldora del genocidio espiritual, o matándolos con su odio aun antes de que nazcan, o porque son tan rebeldes contra Dios que Él ni siquiera puede hacer el amor con ellas!
[wbcr_php_snippet id=”600″ ancho=”200px” tipo=”J” donde=”I”]
40. ¡Ese es el cuerpo que Dios tiene que soportar! ¿Por qué entonces vas a estar tú quejándote por unas cuantas aflicciones? ¡Fíjate qué desastre es el Cuerpo de Dios! Solo el amor, la gracia y la misericordia de Dios pueden sacarla adelante por medio de la fe y obediencia a Su Palabra. ¡De otra manera fracasaría! ¡Aunque esté enferma, inválida, desorganizada, sorda, ciega, muda o fea tiene que seguir cuidando a sus Hijos! ¡Estoy seguro que si lo hace, Dios la sanará para que su trabajo mejore!

41. ¡«Y si no», tiene que seguir adelante creyendo y obedeciendo! Como por ejemplo los tres Hijos de Dios y el horno de fuego de Daniel 3. Dijeron: «¡Nuestro Dios puede librarnos, y si no, aun así no nos postraremos ante tu maldito ídolo sistemático!» ¡El horno de fuego pareció ser el final, incluso los verdugos murieron! Pero debido a su fe y obediencia, Dios estuvo con ellos allá adentro, y salieron sin siquiera oler a humo.

42. Igual que Job: el Señor dejó que el Diablo casi lo destruyera, matando a su familia, arruinando sus finanzas, y casi llegó a matarlo a él, pero aun así no se rindió ni al Diablo ni a su mujer quien le dijo que maldijera a Dios y se muriera. Siguió creyendo y obedeciendo, con pústulas de la cabeza a los pies, sentado en la ceniza, resignado a quitarse el pus y las costras de las heridas con un pedazo de cerámica y diciendo: «Aunque me matare, en Él confiaré». ¿Puedes decir tú lo mismo? ¡Espero que no necesites verte en la misma penosa situación que Job! Pero si así fuera, ¡por lo que más quieras, no te rindas!

43. ¡Sigue adelante por Dios! ¡Sigue creyendo y obedeciendo pase lo que pase! ¡Tal vez salgas sin siquiera oler a humo, con una familia más grande y tú más rica, saludable, feliz y sabia que nunca, como Job! ¡Simplemente aguanta un poquito más como él y no te rindas!

44. Cuando al famoso capitán John Paul Jones, herido, con la mitad de sus hombres muertos o agonizantes y su barco en llamas y hundiéndose, le preguntaron sus enemigos si estaba dispuesto a rendirse, exclamó: «¡No, maldita sea! ¡Todavía ni hemos empezado a luchar!» ¡Y ganó… a la larga!

45. ¡Tal vez no hayas todavía ni empezado a luchar contra el Diablo! ¡Tal vez no hayas todavía resistido hasta la sangre y muerte en la cruz, como Jesús! ¡Aunque lo mataron, tres días después resucitó triunfante del sepulcro! ¡Ni la muerte pudo retenerlo! La ciencia médica habla ahora del «umbral del dolor», esto es, cuánto dolor se necesita para matar a una persona. ¡Se dice que para algunos es muy bajo, se necesita muy poco dolor para matarlos… mueren fácilmente!
[wbcr_php_snippet id=”600″ ancho=”200px” tipo=”H” donde=”D”]
46. ¿Cuánto dolor se necesita para matarte? ¿Cuánto puedes resistir antes de rendirte y traicionar tu fe? ¡Para algunos, no mucho! ¡Rápidamente cambian de bandera y escogen «la vía fácil»! Como Judas, que pensó que había escogido la vía fácil, ¡hasta que se dio cuenta que había traicionado a su propio Salvador! ¡Después tuvo tal remordimiento de conciencia que se ahorcó!

47. ¿O escogerás la vía fácil de Dios: la muerte antes que la negación? ¿Qué vas a escoger tú? ¡Si le niegas, Él dice que te negará delante del Padre! Pero si no te avergüenzas de Él ni de «Sus Palabras en esta generación adúltera y pecadora», Él te confesará delante de Dios y de todos los santos ángeles, aunque te maten por hacerlo, ¡como los mártires que viven para siempre! ¿Cuál serás? ¿Uno que duda, desobedece y niega, o uno que cree, obedece y difunde la verdad, aunque lo maten?

48. ¡Si sigues adelante, aunque estés enferma, harás feliz a Dios al final, aunque eso signifique tu fin en la tierra! Las iglesias siempre hablan de «¡muerte repentina y gloria repentina!» ¡Ellos quieren morirse así! ¡Sin dolor, sin sufrimiento, sin morir cada día! ¡Pero aunque sea una muerte lenta, te dará gloria eterna!

49. ¿Tú qué eres? ¿Una luchadora o una desertora? ¿Una batalladora o una cobarde? «Muchas son las aflicciones del justo, ¡pero de todas ellas le librará el Señor!» ¡Pero te aseguro que el camino del transgresor es duro, muchísimo más duro! ¡Es un infierno en la tierra y un infierno en el más allá!

50. ¿Qué vas a escoger? ¿Te vas a rendir a causa de unas cuantas pruebitas, aflicciones y problemas? ¿O vas a seguir adelante con Dios, a pesar de que al Diablo se le permita matarte como testimonio de tu fe y obediencia a Dios?

51. ¡Vive y muere cada día por Jesús y vivirás para siempre…! ¡Espero que esto te ayude a lograrlo! ¡Recuérdalo, pase lo que pase! ¡Dios quiere sanarte y ayudarte si puede confiar en que vas a obedecerle!

52. «Y si no», si no te cura o no te ayuda, sigue adelante hasta que lo haga o mueras, como Job, que creía que iba a morir pero resultó doblemente bendecido, ¡y encima vive para siempre!

53. ¿Lo harás? ¡Por favor, inténtalo! ¡Oramos por ti y esperamos que lo logres! ¡Piensa en todo el bien que tu sufrimiento ya ha hecho al inspirarnos para escribir este artículo que podrá ayudar a otros! ¡Tu fidelidad puede lograr lo mismo! ¡Que Dios te bendiga y te haga seguir adelante!

Autor: Padre David Brand Berg.

[wbcr_php_snippet id=”600″ ancho=”300px” tipo=”A” donde=”C”]