02 Sep Cuando estamos tomando decisiones..!
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- El Señor esta tratando de enseñarles a tomar decisiones. No empiecen a hablar entre ustedes. ¡El primer paso es preguntarle al Señor! A Dios le gusta que le honren un poco a Él. ¡Orar no es solamente arrodillarse uno y decir todo lo que quiere, sino más que nada, dejar que Dios diga todo lo que quiere, esperando en silencio y confianza a que Él responda! Tienen que ser conscientes de que ustedes no lo pueden hacer y desear a toda costa la respuesta y solución de Dios, detener todo lo demás y escuchar! Guardar silencio ante el Señor demuestra que se tiene fe en que la situación está en manos de Dios, en que Él va a resolver las cosas. Dediquen tiempo a escuchar a Dios y Él dedicará tiempo a solucionar el problema. Toda la actividad febril de ustedes no sirve para nada, su servicio no vale nada si no prestan atención al Rey y le dedican tiempo, le dan su amor y están en comunión con Él.
- ¡Recuerden que la prisa es falta de fe, y es una cosa del Diablo! ¡Si están con prisas, apresurados, preocupadísimos e impacientes, les resultará imposible concentrarse por completo –la atención, la vista, el oído, el corazón y los pensamientos– en el Señor para encontrar la solución al problema, recibir la respuesta a la pregunta o tomar la mejor decisión en cualquier situación dada! Pero si paran, miran, escuchan y esperan en comunión con el Señor… cuando hayan aprendido a hacerlo y a obtener respuestas de Él, ¡habrán aprendido a tomar decisiones! Habrán aprendido a orar, y se habrán convertido verdaderamente en líderes de Dios. “¡A los que dejan que el Señor escoja, lo mejor de lo mejor El les da!”
- A fin de cuentas, en el fondo, esa es la razón principal por la cual estamos aquí desde un principio: para aprender a tomar decisiones guiados por Dios. ¡Así ha sido desde el Huerto de Edén hasta el día de hoy! Dios ha sentado las reglas generales para la guerra en su Manual del soldado –la Biblia– y ha provisto un excelente medio de comunicación con la Base Central: ¡la oración! ¡Así que si no encuentran una situación específica en el manual, no tienen más que llamar al Cielo y les dirán lo que tienen que hacer! ¡Pero si no consiguen una respuesta por medio de ninguna de estas fuentes, lo único que les queda es consultar con un consejero terrenal! ¡Esto es un último recurso!
- ¡Es posible que a veces el Señor permita que tengamos problemas para poder darnos la solución! ¡Le gusta que oremos y nos demos cuenta de que no siempre podemos resolver todos nuestros problemas y necesitamos su ayuda! ¡Al fin y al cabo, si lo pudiéramos averiguar todo y resolver todos nuestros problemas, no le necesitaríamos! Por eso, el Señor nos permite que tengamos algún pequeño problema de vez en cuando, y entonces eso nos muestra que le necesitamos y que tenemos que orar. Le gusta darnos soluciones para recordarnos que dependemos de Él y le necesitamos, y además, le gusta que le amemos y apreciemos. Le gusta que agradezcamos su ayuda y le amemos por ella. ¡Lo mismo que a un padre!
- El momento propicio para una respuesta se parece un poco a la astrología: todas las estrellas, las constelaciones, el sol y la luna tienen que estar en cierta conjunción que se dé en el momento preciso, para que se produzca determinado resultado. No se puede meter prisa a Dios, a los planetas ni a las estrellas. Hay que esperar a que se encuentren en la posición debida. Hay que aguardar a que llegue el momento determinado por Dios. Y si se espera hasta ese momento y se apunta exactamente, en el momento debido, ¡se recibirá la respuesta precisa!
- Al parecer, la paciencia es una de las cosas que Dios parece más empeñado en enseñarnos, y es sin embargo una de las virtudes que más escasean. Es algo que pone a prueba nuestra fe y nos empuja hacia el Señor y Su Palabra, a quienes, de otro modo, tal vez no dedicaríamos mucho tiempo ni atención. ¡Así que al menos esa es una forma que tiene Dios de captar nuestra atención mientras esperamos recibir Sus respuestas directas o tratamos de encontrarlas en Sus Palabras del pasado! ¿Comprendes Sus caminos?
- He aprendido que Dios espera que “pongas pies” a tus oraciones, que salgas y camines un poco y busques. Dios tiene que mostrarte las condiciones y las circunstancias para que cuando obtengas la respuesta, cuando encuentres lo preciso, el lugar correcto, sepas que es Dios y sepas que es un milagro y sepas que es lo mejor. De lo contrario, no lo sabrías si sólo te sentaras allí diciendo: «Señor, ¡dame una revelación! Soy tu seguidor, Señor, ¡muéstrame una visión y de manera instantánea resuélvelo todo!»
- Algunos han dejado atrás la etapa de la aventura y de la emoción, están tan insensibles, tan faltos de vida, tan fríos y tan estáticos, que ya ni tienen interés por hallar la solución, y ya ni siquiera les gustan las cosas que presentan cierta dificultad, ni los misterios, ni los rompecabezas, ni disfrutan con los juegos, ni con los pequeños enigmas que nos plantea Dios, como tener que orar muy fervientemente para hallar una solución, o lanzarse por fe sin disponer de prácticamente nada confiando en que Dios dé la solución, no les gusta ya buscar, llamar y pedir, y se rinden; ¡Están prácticamente congelados!
- Pienso que si uno está buscando la mejor respuesta, ¡lo primero que se le ocurre es lo mejor! Como dijo un niñito, lo primero que uno oye es la voz de Dios, y lo siguiente, que le dice a uno que haga algo malo, ¡es la voz del Diablo! Por eso yo siempre me he fiado mucho de las primeras impresiones. ¡Mi madre decía que las primeras impresiones tienen mucha importancia! La primera impresión de una comida, la primera impresión de un dibujo, la primera impresión hasta de algo que uno recibe del Señor. Es muy posible que la segunda impresión sea contraria y que les haga dudar, y que sea la voz de la duda y de la contradicción, y es para poner a prueba su fe.
- ¡Estamos tan acostumbrados a que el Señor nos responda al instante en muchas de las cosas que le pedimos! Muchas veces Él nos contesta inmediatamente en toda clase de cosas. Por eso, cuando nos topamos con una necesidad muy difícil o con una petición que el Señor tarda un poco más en responder, a veces eso puede hacer tambalear nuestra fe, y ser una prueba para nuestra fe.
- Pero si te sometes de verdad al Señor y lo deseas más a Él que a ninguna otra cosa, Él se te manifestará. Dice que si clamas a Él, te responderá (Jer.33:3). No hace falta averiguar todas las razones y analizar por qué las cosas son como son. Viene bien hacerlo a veces, si se puede, pero si no sabemos la explicación de todo, yo no me preocuparía demasiado por eso; simplemente avanzaría a partir de ahí.
- Pero si clamas al Señor en ese momento de prueba, en esa hora de Getsemaní, que va seguida de esa crucifixión, Dios responderá, ¡y la consecuencia será una gloriosa resurrección que superará el más fabuloso de tus sueños y será más extraordinaria y maravillosa que nada que te hayas imaginado!
- ¡Tuvimos que aceptar el no de Dios para poder encontrar Su sí!
- El Señor deja mucho en nuestras manos: ¡Si nosotros actuamos, Él también actuara!
- ¿Acaso nos ha fallado alguna vez? ¿Ha dejado de indicarnos que hacer? Aun cuando no nos mostrara qué hacer en el mismo momento, directamente lo hizo Él. Aun en los casos en que no nos dijo qué iba a hacer, Él lo hizo. Algunas veces no sabíamos qué haría hasta que ya lo había hecho. De modo que no siempre es necesario saber qué hacer.
- No traten de darle vueltas con su propio entendimiento, sino más bien échense a orar y clamen a Dios con desesperación, y búsquenle sólo a Él para que les dé las soluciones. Dios es el único que sabe las respuestas y Dios es el único que, al final, puede hacerlo posible.
- No trates de resolverlo solo. Ponte a orar y recibe las respuestas de Dios.
- Él quiere que demostremos interés y que oremos por las cosas, que seamos específicos. Si tu fe es verdadera, cada una de tus oraciones será oída y respondida. ¡Pero si no oras, no pasa nada! En cierto modo, debes visualizar a las personas por las que oras, orar específicamente por ellas con esa idea en el corazón y pedirle al Señor que haga esto o aquello por ellas. Y así sucederá. De hecho, muchas veces el Señor responde antes de que clames a Él, porque ya sabe que lo vas a hacer.
- ¿Qué es lo primero que uno debe hacer cuando se pone a pensar o a orar por la respuesta de Dios, cuando uno busca al Señor para hallar la respuesta? ¿Qué es lo primero que el Espíritu Santo siempre nos recuerda? ¡Siempre nos recuerda que debemos volvernos a su Palabra!
- ¡Qué maravillosos son los caminos del Señor! ¡Pero no son insondables, si se lo pedimos!
- ¡Uno recibe lo que pide, a la medida de su fe! ¡Dios nos toma justo al pie de la letra!
- ¿Por qué nos pide el Señor repetidas veces en la Biblia que oremos, cuando Él sabe mejor que nosotros lo que necesitamos y sabe lo que vamos a pedir? A veces llega a decir que responderá antes que Le pidamos. Primordialmente oramos por nuestro propio bien y no por el de Él; Le confesamos que no podemos defendernos sin Él.
- ¡Aquellos que se quejan de que no reciben respuestas a sus oraciones parece que no se dan cuenta de que muchas veces la respuesta de Dios es NO, o te está diciendo: ESPERA!
- ¡Dios sólo te está esperando a ti para dominar la situación! Él dijo: “¡Mandadme!” ¡Él te ha dado tanta fe y poder que hasta puedes mandar a Dios que haga lo que tú quieres que Él haga por ti! (Is.45:11) Si eres justo y estás haciendo lo correcto y tratando de agradarle, puedes ordenarle que haga lo que quieres que Él haga. Él ya prometió en Su Palabra que lo haría, que respondería a tus oraciones. ¡Cuando estás fuerte en el Espíritu, Dios hace cualquier cosa por ti! Te fundes con Él y cuando pasa eso, Le puedes mandar que haga lo que sea.
- Dios se ha limitado a actuar conforme a la capacidad de nuestra fe y nuestras peticiones.
- ¡Lo que Dios haga depende de tu voluntad, de lo que hagas, de lo que quieres y de cómo ores! ¡No debes quedarte parado sin hacer nada y dejar que Dios y el Diablo luchen a ver quién gana!
- Dios conoce tus necesidades, pero le gusta que seas humilde y estés dispuesto a orar, que reconozcas Su poder y manifiestes tu fe pidiendo, y luego Le gusta responderte para que Le puedas dar las gracias y la gloria!
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Oraciones final:
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Señor, Tú lo sabes todo, y nosotros nada más que lo que Tú nos muestras. Todo lo que tenemos que hacer es pedir. Prometiste que recibiríamos. ¡Simplemente llamamos, y la puerta se abre ante nosotros y podemos mirar hacia el interior y ver la realidad! Si verdaderamente buscamos la solución, la encontramos.
¡Tú sabes lo que deparará el futuro, porque el futuro está en Tus manos! ¡Ayúdanos, Señor, a estar siempre preparados, para todo lo que pueda ocurrir! ¡Gracias Jesús! ¡Bendícenos y guárdanos, sea lo que sea que nos depare el futuro, en el Nombre de Jesús, amén!