Dones Espirituales, para vencer fuerzas obscuras.

Dones Espirituales, para vencer fuerzas obscuras.

Nota: Empleamos el término arma para describir los dones espirituales que contienen poder contra el Enemigo espiritual y contra sus voces y mentiras. También podríamos llamarlos instrumentos, porque protegen de los venenos del Enemigo y sirven para sanar, transformar corazones, crear vida, fortalecernos y llenarnos de poder y para obrar prodigios.

ARMAS ESPIRITUALES

  • La palabra de Dios y las promesas
  • El poder de la alabanza
  • El poder de la oración y la intercesión
  • Las Llaves del Reino (Determinación, Aguante)
  • El poder mental del Cielo (Plena posesión)
  • Amor íntimo con Jesús
  • La bandera de la Victoria
  • La profecía 
  • Ayudantes espirituales ( Voces del Cielo )
  • El arma de la hermandad: Amor, unidad, confianza y desinterés.

 

Lucas 10:

16 Entonces dijo a sus discípulos: «El que acepta el mensaje de ustedes me acepta también a mí. El que los rechaza a ustedes a mí me rechaza. Y el que me rechaza a mí rechaza a Dios, quien me envió».

17-20 Cuando los setenta y dos discípulos regresaron, le informaron llenos de alegría: —¡Señor, hasta los demonios nos obedecen cuando usamos tu nombre!  —Sí —les dijo—. Vi a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño. Pero no se alegren de que los espíritus malignos los obedezcan; alégrense porque sus nombres están escritos en el cielo.

21-24 En esa misma ocasión, Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: «Oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, gracias por esconder estas cosas de los que se creen sabios e inteligentes y por revelárselas a los que son como niños. Sí, Padre, te agradó hacerlo de esa manera. »Mi Padre me ha confiado todo. Nadie conoce verdaderamente al Hijo excepto el Padre, y nadie conoce verdaderamente al Padre excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarlo». Después, cuando estuvieron a solas, se volvió a sus discípulos y les dijo: «Benditos los ojos que ven lo que ustedes han visto. Les digo que muchos profetas y reyes anhelaron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y anhelaron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron».

Según decidamos, nos fortaleceremos o nos debilitaremos.
La potencia de Su protección y Su campo de fuerza espiritual
depende de las decisiones que tomemos.

Jesús quiere que:

Aprendamos a librar la guerra espiritual con eficacia y competencia

A no limitarnos, solamente a sobrevivir, a duras penas.

Aprender a derrotar y vencer de forma aplastante al Enemigo, ¡ pasar a ganar la guerra!

 

Lo Esencial:

Que cada uno nos convirtamos en soldados adiestrados, competentes y expertos en el arte de la guerra espiritual.

Siempre recordando que:

«No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Efe.6:12).

Vamos a pasar por la época más oscura de la historia de la humanidad. Veremos el día en que el mundo espiritual se fundirá o chocará con el físico. Sen nos han revelado muchas de las armas espirituales que podemos emplear, cualquiera de ellas es devastadora para el Enemigo. Pero todavía no somos expertos.

 
[tema_ac tema=”698″ titu=”No podrás para a un hombre de fe”]

Lo que necesitamos es un cambio de mentalidad.

Las batallas no se van a acabar. Serán cada vez más candentes, y el gran clímax será la Batalla de Armagedón, en la que sabremos emplear nuestras armas espirituales con tanta destreza que nos servirán para derrotar y destruir físicamente a las hordas del Enemigo ante nuestros propios ojos.

 

Las batallas son duras, es cierto, ¡y cada vez lo serán más!
Las armas con que contamos son potentes; ¡no tienen más que utilizarlas!

«Los ataques del Enemigo se hacen más intensos cada día que pasa, pero el poder de las llaves que Jesús nos ha dado crece con una rapidez aún mayor y nos conducirá a la victoria.» Las batallas no tienen que ser tan duras si aprenden a luchar con eficacia, y optan repetidamente por hacerlo, cada vez que se enfrenten a una batalla. En vez de dejarse intimidar o desalentar por ellas, véanlas como ocasiones de derrotar al Enemigo. ¡Aprendan a disfrutar del combate, a gozar de la oportunidad de darle al Enemigo donde le duele!

 

Es preciso que tengan mentalidad de combatientes
Es preciso que tengan las armas siempre a la mano, Sea al acostarse, sea al despertarse..!

Que siempre estén estudiando formas de derrotar al Enemigo, de tomarlo a él por sorpresa y de aplastarlo. ¡La primera reacción que deben tener ante toda insinuación de ataque es echar mano de sus armas espirituales y emplearlas! Tienen que aprender a velar celosamente y defender su corazón, su mente, sus hijos, sus Hogares y su territorio espiritual.

(Jesús:)
Para
obtener cualquier victoria que sea, para librar una batalla hasta el fin o triunfar en una guerra, hay que desear de todo corazón ese resultado. Hay que imaginar ese resultado y tenerlo delante como el blanco al que se apunta. Toda batalla va acompañada de una victoria, toda lucha viene acompañada de una resolución. Tienen que determinar lo que significan esa victoria y esa resolución para ustedes y decidir y saber de corazón que las desean.

En los tiempos que corren hay muchas batallas que librar, y lo más probable es que siempre estén combatiendo contra algo. Es importante que no se resignen a soportar las batallas así como así. El Enemigo está tentando a muchos con el cansancio de la batalla. No pierdan el deseo de gozar de la lucha. No encaren las batallas dando por sentado que se limitarán a arreglárselas para sobrevivir sin luchar con ahínco por avanzar. Es inaceptable que se limiten a no ceder terreno.

Tienen que avanzar, conquistar terreno, triunfar y pasar a mayores victorias.

 
[tema_ac tema=”3381″ titu=”Lucha y vencerás”]